Opinión: Uso y desuso de los datos abiertos
Algunas reflecciones sobre el uso de datos abiertos en el debate público..
2017-06-01
Hace ya varios días que la publicación de la nómina de empleados municipales generó un caótico debate. Y digo caótico porque se discutió sobre privacidad, sobre salarios, sobre puja distributiva, sobre eficiencia de los servicios municipales, sobre corrupción política, sobre acomodos, sobre mafias, sobre roles sindicales, sobre transparencia y sobre cloacas desbordadas. Y es que cada uno tomó estos datos y los usó para acompañar su discurso sobre algo que tenía ganas de expresar o decir. La nómina fue como esa pequeña discrepancia que, en los malos momentos, las parejas utilizan como excusa para decirse a la cara lo que se venían guardando o nunca pudieron decir.
Pero todo el debate no es más que la continuación de una sociedad que después años del “no te metás” comenzó nuevamente a debatir algo crucial: El Rol y el Funcionamiento del Estado. En este contexto surge un gran problema y es que aún la definición, la concepción y el funcionamiento del estado sigue siendo una gran caja negra, esto lo digo por la cantidad de acusaciones y argumentos que se arrojan sin un mínimo respaldo.
En el estado están los amigos e hijos de funcionario trabajando ¿Si? ¿Quiénes? ¿Es ilegal? ¿Están por acomodo o entraron por los medios correctos? Ahora, en la Municipalidad, tenemos Nombre, Apellido y DNI: ¿dónde está la lista de “los hijos de…”?
En el estado está lleno de vagos que no hacen nada ¿Si? ¿Quiénes son los vagos? ¿Qué puestos ocupan? ¿Qué tareas deberían hacer que no están haciendo? ¿”Lleno de vagos”, cuántos de la Planta de empleados tienen efectivamente dicho comportamiento como para que sea correcto generalizar a que “está lleno”?
El estado es muy grande y es poco eficiente ¿Si? ¿Qué tamaño tiene el Estado? ¿Cuántas personas trabajan? ¿Qué áreas de trabajo existen? ¿Cómo definís grande? ¿Cómo definís eficiente? ¿Cómo podés asegurar que no lo es? ¿Dónde está la evidencia del derroche? ¿Dónde está la demostración de que se podría derrochar menos?
Dichas muletillas del “sentido común” estuvieron en boca de todos estos últimos años, y salvo por algún caso concreto o puntual que no habilita la generalización, pocas personas pudieron lamentablemente responder las preguntas que quedaban abiertas. Tenemos que aprender a desconfiar de este sentido común que en general anula nuestro pensamiento crítico y nos ofrece recetas ya pensadas por otros de antemano. Poner en entredicho lo que suponemos escuchando nuevas versiones puede ser un buen ejercicio.
Para finalizar, ¿qué rol pueden jugar los datos abiertos en este contexto? Muchas de las preguntas antes planteadas siguen aún sin respuesta y hay dos grandes tareas para llegar a responderlas: 1) Abrir el estado, hacer que la información sobre su funcionamiento sea pública y de fácil acceso, 2) comunicar dicha información y hacerla llegar a los ciudadanos. La discusión sobre el Rol del Estado es clave y no puede estar librada al “sentido común” y/o el “saber popular”. Las prácticas de Gobierno Abierto y el Periodismo, apoyándose en los Datos Abiertos, deben ayudar a formalizar definiciones y aportar datos duros y evidencia que acompañe el debate público. Muchos me preguntan: ¿Pero es realmente necesario publicar los datos de los empleados? Para mi, primordial. Para muchos, excesivo. Pero definitivamente es un gran paso que estemos debatiendo esta pregunta.